Imagen obtenida de Internet
Viste de negro... la muerte, aunque a algunos viéndola
desnuda y sensual, con largos cabellos rubios
y labios sedosos, calientes y sabrosos la crean diosa de la
vida. Susana se hacía llamar. La conocí en un viaje a las Sábanas. Era salvaje,
pasional y enloquecida.
No dudó a la hora de tirar de mí,
abrazarme, envolverme entre sus uñas,
largas y pintadas de rojo. Y una vez sujeto y aplastado
por su cuerpo viciado, desgarrarme
con inusitada rabia, el alma.
Mientras, dentro, en mis entrañas,
mi corazón se debatía entre luchar y salvarse
o morir convulsionado y extasiado
quedándome sin aliento pero... Feliz.