Estaba
a las puertas del infierno,
de
pie, esperando… no sé el qué,
pensando
sí marchar o quedarme,
no
queriendo pensar
y
dejando que mis pasos decidieran por mí.
Un
demonio entonces se apoderó de mi sangre
e
influyó en mi riego sanguíneo,
forzándome
a avanzar y entrando
en
el profundo y oscuro seísmo
de
mis pensamientos más privados y ocultos.
Recuerdo
que me lo jugué todo a una sola carta,
sin
comodín, sin tener ninguna ventaja.
Miro
al frente y suspiro… aún sigo aquí.
Puede
que ésta no sea la mejor vida,
tal
vez mucha gente ni lo consideraría vivir,
es
posible... no lo negaré,
no
obstante me permitiré reírme
y
pensaré que para mí hoy por hoy, es bastante.
¡Qué
más quisiera!
No
puedo escapar de lo que soy
y
huyo dando la espalda al amor,
mientras
me disfrazo de poeta
y
me engaño, oculto entre mis letras,
y
bailo, confundiéndome
entre
los versos de mi propia desesperación.
Quiero
un mundo real... necesito una realidad.
Un
baile agarrado a la vida,
a
un despertar cada mañana
dando
gracias de poder respirar...
Un
abrazo sincero, labios que besar.
Un
cuerpo de mujer respondiendo a mis caricias
a
quién desear, amar y adorar.
¿Qué
me engaño? pues… ¡es verdad!