Imagen obtenida de Internet
Fui culpable, lo sé y no tengo perdón ni excusa alguna,
me alejé sin creerlo y me perdí en divagaciones extrañas...
Me recree entonces en mi mala suerte, sin luchar ni
defenderme.
Maldita situación comprometida la de mi perra suerte,
sin buscarla, una y mil veces me encontraba, y se negaba a
perderme de vista, pegajosa e indecente.
Me alejé de una realidad que detestaba, rehuyendo del dolor
que me afligía si no lo hacía.
Me volqué en sentimientos que no me pertenecían,
para obviar mis culpas y esconder mi cobardía.
Heme aquí hoy, en cuerpo y alma, vencido y sin consuelo.
Soy carne de pecado, un humano enardecido y equivocado,
esperando el perdón de aquellos que una vez me condenaron.