Imagen obtenida de Internet
Tuvimos cinco hermosos años
de felicidad compartida.
Pasaron tan rápido y con tantos anhelos
por rematarlos con un hijo,
que se nos pasaron de largo en un suspiro.
La felicidad nos compadece y hace gestos obscenos,
intentando compensarnos las noches
y muchas veces, por el día.
Por fin llegó ese día, ¡la felicidad completa!
Tras la noche romántica prometida,
hicimos de nuestro amor su único dueño,
dando rienda suelta a nuestra pasión, entre velas,
baño de sales, un masaje y luces encendidas.
Día tras día, nos bebimos el éxtasis de nuestro amor,
hasta que nuestros cuerpos
quisieron unir las semillas y crear una nueva vida.
Hoy la felicidad ríe con nosotros porque,
Con los años, dimos luz a dos vidas
¡Dos maravillosas vidas que vinieron llenas de luz y alegría!
Aunque nunca sabremos cómo fue que
olvidamos nuestro amor
y dejamos que nos atrapara la guerra,
sin pedirla ni quererla, y así fue que
dejamos morir cuanto de amor nos unía.