Imagen obtenida de Internet
Voy sin rumbo, con pasos indecisos,
mi mente convertida en un caos.
El alma y la esperanza,
hace tiempo que me abandonaron,
casi a la vez que los sueños... en pos de la fe.
Cada uno de mis pasos persiguen un mismo fin,
alcanzar a recuperar mis pedazos
antes de que se evaporen y desaparezcan en el infinito.
Si supiese al menos condensar
los instantes vividos de
felicidad
y rellenar con ellos las horas de soledad,
hasta fundirlos todos en un solo pensamiento.
Para así llevarlos siempre conmigo... aunque pesan, sí,
pesa y duele saber que esos instantes... nunca volverán.