Imagen obtenida de Internet
A través de mis silencios siento lo que duele
saber que no estoy solo aunque sea víctima de la soledad,
aquella
que me da su ardiente abrazo y me quema.
Mientras juego a constreñir mis lamentos,
y sufro perdido,
confuso mientras duermo y sueño.
Aunque cuando estoy despierto no estoy mucho mejor,
ni
siquiera protegiendo a mis ansías consigo hallar la paz.
Me muevo de un lado a otro persiguiendo ilusiones,
aunque me
desentiendo de mis razones,
para no adherirme a su abrazo,
llorando rezagado, solo y triste.
La vida me cobijó con su
manto de franela,
olvidándome después en un arcón que
después con llave y siete
vueltas cerró.
Aquí sigo, engañándome, abrazando emociones,
por mucho que mi
mente se me rebele,
no entiende el modo de sufrir del corazón, siempre
batallando,
delirando por un amor.
Un amor que es una cruel guerra,
perdida de
antemano en su propio argot,
la desidia y la desilusión.