Imagen obtenida de Internet
Mírame,
asfixiante locura,
me busco inútilmente
por las imágenes febriles de mis
pensamientos
siendo del todo infructuosa la búsqueda,
por más que las reduzca a
un isotopo sin sentido.
Ni
un átomo de juicio soy capaz de digerir,
ni
aun un taimado suspiro,
será capaz de velar mis suspiros,
cargados por igual de
desolación,
en mi mundo hostil;
en la envejecida osamenta de este viejo
caduco
y deslucido.
Herido
sí, compadeciendo a esos haces de luz,
que burlan las sombras,
y que son las
que hieren mis retinas grises,
cansadas y febriles.
Obsoletos
sentidos,
embargados por los gemidos de la compasión;
carne que se contrae, que
crece,
tiembla y hasta pide perdón.
Al
igual que crece la tormentosa realidad
e
inhumana conciencia colectiva,
así
crece en mi la desesperación
porque
quiero ser un humano con corazón
y
que éste además de latidos, tenga vida.