Mujer,
ábreme camino y bésame
soy
aquel que regirá tu destino,
hombre
fiel, amante y leal cretino,
abrazado
a ti y a tu cuerpo sublime.
Soy
esclavo de mi propia culpa y no
seré
el mismo ser cuando te reclame
pidiendo
un beso de tu labio fino
para
que no me empalague ni brame.
Mujer,
de precioso labio genuino,
poderosa
a raudales, aclárame
si
soy yo el amado o solo interino
de
un deseo caprichoso que inflamé
con
amor apasionado, latino,
que
con cándida pasión, te reafirme.