Imagen obtenida de Internet
Rosa sin espinas, cálida y diferente,
eres tú, mi pequeña mariposa celeste...
La belleza púrpura y gloriosa de tu corazón
consigue del mío tener ganas de quererte.
Ven, llévame en tu pecho y regálame tus caricias,
porque eres puro amor vestido de violeta y celeste.
Encandilando a mi corazón y al de todos,
haciéndonos ser tus obedientes y serviles sirvientes
Rosa de rojo púrpura y grana, satisfecha y sonriente.
Eres nuestro cielo azul, nuestro universo doliente.
También nuestra alma y nuestra fortaleza existente.
Ayer, días y semanas, tras conocerte… meses pasaron ya,
el recuerdo de tu sonrisa me trae a la mente,
que fui dichoso de conocerte y tú lo fuiste de poseerme.