Bajo
la lluvia caminamos enlazados,
nuestras
manos están unidas y apretadas,
nos
miramos los ojos, dos enamorados
en
la incipiente creación de nuestras dos almas.
Nuestros
corazones laten descompasados
esperando
así a un ángel que les de abultadas
y
reprobables bofetadas, afeados,
olvidadas
sus conductas abandonadas.
Por
esa razón, sí, bajo la lluvia, idos,
errantes
caminamos, las manos unidas,
tal
vez llorando tristes y desconsolados.
Enlazados
y ensalzados, atormentadas,
como
bellas melodías de enamorados,
siempre
entonando y cantando hermosas baladas.