Me puede la ansiedad
y ese vacío inmenso
que se postula en mis sienes
y me obliga a dejar de soñar.
Ya no percibo las mismas sensaciones
y las emociones se me diluyen
entre las hebras de plata
de esta insuficiencia mía mental.
Carezco de fuerza para evadirme
o batirme en duelo con la adversidad.
Pensar en vencer o morir... eso a mí
¡ya me dará igual!
Me aterroriza tanto vivir...
casi tanto como me dolería morir
sin saber primero
si estuve alguna vez de verdad vivo.