Imagen obtenida de Internet
Me desvisto y te desvistes,
lentamente...
mientras formamos con los dedos
cada uno al otro
dibujos en nuestra piel.
Nuestras bocas ardientes
se hacen sus dueñas suspirando
y navegan juntas y agitadas,
labio con labio pegadas.
Somos la mezcla heterogénea
que se adhiere, se palpa, se acaricia,
se lame y estimula,
que hasta se vanaglorian
mutuamente de amarse
y que no dejan de expandirse,
como hace el mismo oxígeno
en nuestros pulmones.
Siempre ardiendo los dos,
muy profundos los gemidos,
desde muy adentro, en las entrañas...
Hasta que llegan a juntarse
nuestras dos almas y se funden
convirtiéndose en una,
para luego dejar a nuestros cuerpos
lanzarse el uno al otro
dardos de enajenada pasión.