Estoy
a oscuras, lejos de una caricia,
encerrado
entre una maraña de sensaciones,
una
debacle de sentimientos
y
turbado por la ansiedad de dejar de padecerlos.
Me
debato entre dejar que se adueñe
de
mi la equidistancia de mi intelecto
o en romperle el alma a la insidiosa locura
que
me obliga, sin demora, a distanciarme de la cordura.
Me
alivio pensando en que falta poco,
muy
poco para dejar atrás un pasado nefasto,
un
sin vivir lleno de carencias, porque no viví,
un
sin andar, porque al no crecer, me estanqué en vida.
Necesito
esa mano, esa tibia sensación
en
ella, de una caricia...
y de
unos labios que al besar,
no
solo depositen en mi la cordura,
sino que también
sepan insuflarme la vida.
Pido
tan poco y a mi vez... ofrezco tanto,
que
sin pensar lo ofrezco todo
y al
hacerlo... doy con ello la vida.