Imagen obtenida en Internet
Me refugié en quererte, obviando mi gran fracaso,
al querer
sentirme amado, sin tenerte.
Pidiéndole al corazón la absolución a mis temores
y compensando así mi tristeza, con la autosatisfacción de la carne.
Quise herirme y perderme después en el limbo,
allá donde el
absolutorio rencor,
vivía reacio en mis entrañas y clavándome arisco,
los dientes en la garganta, para lograr retener,
convulsos,
los gritos de dolor
que lanzaba horrorizada, mi alma.
Me estremezco cuando te pienso, cuando
me ausento, sin verte, aunque siga sintiendo
tus dolorosos y sentidos suspiros de emoción
y a mi vez sea yo consciente,
del gran estigma impreso a fuego
en mi denostada humanidad.