No
me engañas, tu boca sabe ya a otros labios,
tu
cuerpo, antes venerado por el mío,
ahora
ha sido sacralizado por otro cuerpo
y
hasta tu aroma a macho cabrio ha cambiado.
Tus
manos, antes fuertes, con callosidades,
de
haberlas trabajado en mi cuerpo, ahora solo son puro fariseos
de
mentiras y carencias no escritas
y
hasta tal vez... mentiras nunca descritas ni pronunciadas.
.
No,
ya no me engañas, y me cansé de ser la dama sumisa,
aquella
señora fiel, madre y también hija,
sumisa
a tus besos y a tus caricias.
Me
hastié de fingir que te quería, dando mis labios a otro,
a
otro que antaño fuiste tu y ahora... para mi, falleciste
te
moriste sí, para mis adentros, para mis entrañas...
por
todo lo que sentí y que ahora, tan solo percibo que son sueños y
más mentiras.
(poesía de una gran amiga, Amanda Escobar).