
Desde
las sombras lejanas de la memoria,
me llega
el suspiro de una soñada dama,
aires y
aromas de fragancias lejanas
sobre mi
pecho, Un día, inflamó.
Espirito…
de una incipiente llama que,
ardiente,
me urge con vivaz desesperación.
Entra
velozmente en mis entrañas,
con
sueños de un durmiente,
desolada
y llena de dolor...
de
rubíes y de fresas
¡fueron
sus besos endulzados…
fundiéndose
golosos al corazón!
De todo
lujo sentí su boca
y la
alegría me poseyó,
creando
en mi ser;
placeres
inimaginables.
Sueños
dormidos,
en mi
alma y en mi cuerpo Despertó.
Por fin,
pensé gozoso…
en la
dicha dormida
y
llegada sin equipaje
¡me abraza el amor!