Me
vida se agota silenciosamente
ya
siento como se difumina en lejano fulgor
los
latidos débiles de este corazón helado y frío,
que
huye temeroso de mis miedos y vacíos.
Esta
agitación que inflama y hiere mi pecho
es
el bramido de un aliento desesperado y perdido,
que
busca entre mis vísceras un solo motivo,
por
el cual continuar luchando por seguir vivo.
Duele
tanto...
que
hasta las lágrimas que fluyen de mis ojos, silenciosas,
gritan y se quejan de soledad;
no
quieren entender
los
suficientes motivos que ya tienen por los cuales luchar.
Desde
las entrañas de mi pecho, brama lo desconocido
algo
que no quiero reconocer como mío…
me
está pidiendo auxilio;
es
el orgullo… el mío, sí, humillado y vencido.