Imagen obtenida de Internet
Hace años que no sonrío porque aunque mi semblante cambie,
se
transforme o sonría, mi interior sigue siendo opaco
y solo vive en él o habita el helado e inhóspito desangelado vacío…
Mis entrañas se muestran yertas,
inertes ante todo lo que no
sea pena o tristeza,
doliéndose de ser una vaina hueca, una oquedad grandiosa
en un cuerpo vencido por el dolor y el frío.
Mi cuerpo camina torpemente, ingenuo y no muy lúcido.
Camina
hacia un abismo y no es precisamente para hacer alpinismo…
Va temblando anhelante, buscando lento pero seguro,
su
destino, no sabe cómo pero tampoco quiere pensar
contra qué o contra quiénes ha perdido.
contra qué o contra quiénes ha perdido.
Raíces locas de azafrán entre vestigios y aromas que
en mi
cuerpo fueron olvidadas en siglos.
Veo frente a mí al ayer riéndose de mí…
burlándose de lo que no fui y mintiéndole a mi sino.
Por eso hoy apenas un vago recuerdo vive de lo que
fui,
e intento con fuerza recuperar el alma.
e intento con fuerza recuperar el alma.
Esfuerzo estúpido e iluso, mi
alma
fue la primera en abandonarme,
¡por vago, perezoso y loco sinsentido!