La miré desde la
profundidad del abismo que se interponía entre ella y yo... un acantilado
tumultuoso y traidor.
Ella, suspiró
estremecida de amor,
una sonrisa en
sus labios, fingió dolor...
mi pecho se
conformó en desierto y con ansia la aplastó haciéndola sentir los pálpitos de
mi sufrido corazón.
Nos amamos
durante horas, tantas que, al regresar "a tierra" nos dimos cuenta
que...
lo nuestro era
pura y meramente.. pasión.