Ella se mira al espejo, quiere creer que ya es una mujer
pero no,
solo es una niña confundida, sí, que ya se cree mujer.
Su mente viaja por sus
adentros a la velocidad de la luz
preguntándose sobre los motivos y disgustos que da el amor.
Poderosa en su inexperta juventud, por ello camina a tientas y
errando,
tan niña como sus sentimientos, que hasta se creían maduros para amar.
Pero no así para equivocarse y errar, en su lógica ingenuidad.
Se equivocó, sí, ¿cómo no? ¡Es una niña!
puede que sea irreverente y hasta maleducada muchas veces
y
ofensiva como su juventud que hasta ofendía sin querer,
no por joven sino por estar
oculta a sus ojos, la inexperiencia.
Hoy se desconsuela y llora encerrada en su desencanto,
sin
entender por qué se siente tan desolada. Se siente sola sí, y traicionada,
a la vez que culpable ¿qué por
qué? porque ella fue quien falló
la primera vez que se enamoró…
¿Cómo voy a decirle y hacerla entender que no debe sentirse
triste?
Que en la vida todo tiene su sentido, que errar y equivocarse
es de humanos y que vivimos,
gozamos o sufrimos
llevando a cuestas las experiencias fallidas, como otras
muchas hermosas
y acertadas decidme: ¿cómo se lo explico?