Ella está muy próxima a mí, la observo,
huelo su perfume, olor a mujer,
me rompo, estoy con ella, cautivo,
preso y sin latidos, por entretejer
las emociones que ella me sostuvo
mientras huía de una mala mujer,
tembloroso, herido, ¡Aprensivo!
Lamiendo mis heridas por retejer.
Al fin su mano me acaricia, besa
su boca pedazos rotos de mi piel...
me redime con su pasión, me abrasa,
y se deja hollar, vencer... y nuestra piel
transpira al mismo ritmo que la acuosa
sangre por las entrañas y nuestro ser.