Imagen obtenida de Internet
Siento y oigo tus suspiros
mientras mi cuerpo
se aprovisiona de caricias
sobre tu piel caliente.
Te arropo jadeante
y me apropio de tus senos,
te arrebato,
al ritmo lujurioso de mis besos.
Me lanzo hambriento
por esos gemidos lascivos
lanzados a capricho por tu boca
¡hasta volverme loco de deseo
por penetrar en tu cuerpo!
Damos vueltas,
rodando sin despegarnos,
los cuerpos fundidos y sudorosos
batallando sin parar.
Hambrientos de pasión y de lujuria,
gritábamos los dos y llorábamos a la par.
El tiempo se hizo eterno
y aliado nuestro,
el reloj marcando las horas con su tic, tac…
Gozamos las horas como
si fuesen nuestra última noche,
una noche plena de goces y placeres
en placentera y divina libertad.