Imagen obtenida de Internet
Te busqué, calle abajo, arriba, al lado o al frente.
Te pensé,
te soñé, incluso, te imaginé.
Hasta me atreví a delinear tu imagen
y ponerle cara a mi sueño, sí, con mis letras.
Pero, fui incapaz de encontrarte.
Me embarqué entonces en la nave del olvido,
y me apresté a olvidarme de mi sueño,
navegando hacia un rumbo desconocido.
Jamás quise reconocer que,
pese a recorrer medio mundo,
tu imagen, siempre viajó conmigo.
No, amor, no pude o no quise olvidarme
de lo que te he querido.
Maldije una y otra vez mi mala suerte,
y odié mi pensamiento afligido porque
me sentía cabizbajo, pesaroso y envejecido.
¿De qué me sirvió tanta huida,
o tanta rabia acumulada después
de tanto olvido?