Imagen obtenida de Internet
Me recorre con un escalofrío la tristeza,
mientras un cuchillo corta, raja, cuartea y malea,
como lo hace a su antojo el alfarero con su barro.
Es por esa razón que el corazón me miente,
porque dice que respire, inspire el aroma
de los tiempos y me
evada llevándome su perfume.
Que vuele feliz rumbo a otras vidas más vivas,
alegres y divertidas, insertándose después en mi pecho.
Dolorosas
esquirlas que se adhieren
con rabia y dolor a mi herida.
Pero sé de cierto que me miente,
que me niega el sufrimiento
para evitar mi muerte.
Esa extraña sensación de no estar despierto,
y que quizás solo sea el sentimiento
de esa herida infringida,
la misma que me provoca la propia tristeza,
incrustada en mis entrañas tan
adentro.