Imagen obtenida de Internet
En esta confusión mía,
viva y caliente en mis lunares,
vivo en la serranía,
de cuantos sufridos otoñales,
fueron solo culpa mía.
No me avengo a mis razones,
tampoco cazo zorzales,
ni semillas siembro en caudales
salvo, las que sembré por doblez,
en la tripa de su madre.
Me río de cuanto aliento,
del maldito reloj
y de su madre, [del que lo inventó]
por rastrero y por cobarde pues él,
[ya se murió] y somos los demás
los que pagamos con holgura,
los tic, tac… de los finales.
Ahora digan que no me entienden
que se me rebelan y salpican las palabras
y yo los saco a
“gorronazos”
de [gorrinos] criados con
zarzamoras y rosales.