Imagen obtenida de Internet
¡Te
quiero! sin derroche,
con
la justa medida de un broche,
o
un beso de bienvenida.
Te
asigné a mi vida
como
el colofón
de
una victoria sin medida,
una
pasión, ¡solo mía!
Hoy
esa misma victoria,
me
pasa factura.
Somos
uno más uno
en
esta absurda poesía.
Sé
que estás desilusionada…
me
observas, triste y vacía,
sin
sueños, una sonrisa ¡sin alegría!
lo
sé, te perdí ¡fue culpa mía!
De
rebote sufrí la quiebra del poder.
Ése,
aquél, no sé… ¿estoy loco?
y
eso ¿cómo lo puedo saber yo?
Me
aislé contigo, con tus sueños,
te
mendigué y nada me diste, solo migajas
¿y
para qué? ¡Dios! ¡No lo sé!