Me disfracé del aire para llevarte
la fragancia de las flores,
y recosté la ligera tempestad de mis sienes
en la almohada de tus pasiones...
Caí entonces hacia el abismo insondable,
lugar de donde jamás se regresa.
Y quise. una vez en el fondo… me dejase
amarte.
Me desperté llorando…
las sienes y la almohada humedecidas.
El corazón latiendo desaforadamente
y el alma encogida…
helada por la escarcha de tu huida.
¡Tanto fue el dolor sentido!
que aún te sueño... y sé por tanto,
que mi sueño es inalcanzable.
Tan lejos es el infinito... como lejos me
queda
el pronunciar tu nombre…¡y el nunca poder
alcanzarte!