Deja mi
amor… deja que mis caricias
resbalen
por tu piel
y mis
dedos formen surcos de placer
por cada
poro y cada pliegue de tu cuerpo de mujer.
Mientras,
mi boca, se sacia y bebe de tus gemidos,
hasta
que siente toda tu humedad llenándola por completo.
Porque,
mi amor… me das tanto
y te
siento tan profundo y tan adentro que,
me es
imposible no dejar que tu goce sea el mío.
Deja,
déjame tu huella y hazme tuyo…
recorre
cada vasto imperio de mis sentidos,
y quema
cada profundo estertor de este moribundo,
que sin
embargo… por ti, seguirá por siempre vivo.