No me
busques más,
el
tiempo marcó nuestro final,
nada nos
queda en común, salvo,
nuestra
propia necesidad de amar u odiar.
Una vez
llegaste a mí y fue sencillo amarte,
quererte
como te quise…
adorarte
como nunca, quizás,
vuelva a
adorar a nadie más.
Pero,
está bien, todo acabó, ¡sigue tu camino!
Yo,
volveré al sendero de donde nunca, nunca...
debí
salir… total, yo mismo solo, me engañé,
creyendo
que eras toda una mujer...
quizás fácil de
querer pero,
demasiado difícil de complacer.