Me estremezco solo de pensarte tan lejos,
Mi mente grita esperando que escuches su queja;
Su desgarrador grito de impotencia…
Me duele tanto no tenerte cerca,
No poder deleitarme con el perfume de tu presencia,
Ni siquiera se me permitirá acariciar tu triste ausencia;
Tan lejos quedó… en una isla desierta.
Mis gritos quedan atrás silenciados y ahogados
Por ese horroroso ruido que es el que produce
El olvido… al marcharte lejos de mí.
Nadie tiene la culpa, salvo la injusta verdad,
Acariciamos un pecado divino…
Amarnos pese a todo y todos, donde no existe maldad.
Hoy carecemos de dones para guardar
Y morimos… y eso sí es verdad,
Donde otros con más suerte que nosotros
Comenzarán…