Imagen obtenida de Internet
Me lastima tanto el estar tan lejos,
perdido aquí, en este vacío, mi refugio.
Una profunda y oscura fosa llena de despojos,
sangre, vísceras y huesos podridos.
Estoy mirándome el ombligo,
tal vez con mucha culpa o
seguramente
siendo el único culpable de este doloroso castigo
¡maldito el
hombre y la inocencia del niño que perdí!
Ayer siendo un niño feliz,
hoy tan solo veo en mí el reflejo
de la muerte.
Por esa razón Lloro desconsolado,
abrazado a la rabia y a la
impotencia de mis lágrimas.
Las que surcan esos vahos navegables
que son arrugas viejas,
ríos
de suciedad y mugre.
Estando como estoy, desolado, desilusionado y sin fe.
Confirmo en mi rostro la mueca triste
de una sonrisa de mi
pasado.
Pasado que fue apenas a trozos feliz,
y que fueron arrancados de mis entrañas
como si fuesen tan
solo un pedazo de carne podrida
lanzada con asco a una hiena carroñera y
hambrienta.