Imagen obtenida de Internet
Estoy borracho, embriagado de veneno.
Alimaña cruel que bebe de mi sangre
y que habita despiadada en mi locura.
Me siento como roca a la que araña inútilmente
el polvo árido
del desierto esperando descubrir en ella
una capa, aunque sea leve de piedad.
Un eterno buscador de felicidad, la cual, no obstante,
sonríe
traviesa y se le esconde burlona,
fingiendo alegremente un atisbo esperanzado
o
melancólico de fingida humanidad.
Tristeza que se empaña envuelta en un pañuelo de seda,
que es
el embrión viviente de una horrorosa
y despiadada penitencia vestida de
fealdad.