Alma infame, descarnada, me ha
estallado,
sangrienta, un agujero abrió en
mí pecho...
entrando en mí hasta dejarme
desolado,
cuando, tras poseerme, dejó mi
lecho.
Ella, suspiro fácil, de bello
pecho,
ojos verdes como el mar
embravecido,
andares felinos... cuerpo
vivaracho,
como diosa ante el deseo
prohibido.
Así de fácil me arrancara el
corazón,
dejándome solo, herido y
perdido...
llorando, sin que demostrara
compasión.
Infame que me robó y dejó
vencido,
deseo fui por unas horas,
explosión
de sabores y olores fue mi
perdición.

