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    sábado, 29 de octubre de 2016

    Cierro los ojos suplicando estar dormido…



    Imágenes obtenidas de Internet

    Y me puse a pensar, y mis pensamientos, 
    se hicieron dueños de mi agonía,  
    entonces fue que estalló el universo  
    y la muerte fue una puta alegoría que se clavó 
    como una afilada estaca en mi alma 
    dejándola vacía, hueca de poesía.

    Cerré los ojos, suplicando estar dormido. 
    Una vez cerrados, me obligué a despertar del sueño para, 
    una vez despierto, alcanzar de una vez por todas lo soñado.




    Cuando la sangre bulle, un círculo emerge 
    como fino hilo fibroso que ensancha 
    nuestras venas y lubrifica nuestras mentes.
    Cuando esto ocurre, escuchad al corazón, 
    éste os hablará con más claridad que nunca.




    No miento, la verdad es la excusa perfecta 
    para engañar a la mente de los falsos
    "te quiero". Por esa simple pero, importante razón, 
    no me pidáis razones para vivir, pedírmelas 
    por no ser capaces de dejar de soñar.

    No dejéis que el pesimismo gobierne o guíe 
    vuestra vida. Dadle una patada en el culo y dejad que 
    salga a la luz el optimismo que os empuje 
    con fuerza hacia la alegría y la vida.

    Vividla sin respirar porque, cada vez que respiráis, 
    perdéis dos segundos,

    dos segundos en los que podríais 
    haber estado viviendo.



    Sin embargo yo, no me quiero ir a dormir 
    sin pensar en que me voy a la cama sin sed, 
    con el estómago lleno y mi cuerpo perfectamente 
    cubierto y protegido del frío... 
    mientras miles de seres humanos, 
    como yo mismo, están ahora en las calles, con hambre, 
    frío y sed,  sin mantas que cubran sus cuerpos 
    y que los aíslen o protejan del frío...

    Sí, me escuece el remordimiento,
    la impotencia me atraviesa el corazón y me hiere el sentido, 
    aunque éste lacerante dolor solo consigue darme escalofríos...





    Un frío glaciar que se apoderó de mi alma
    y ya no hay llama o fuego que pueda darle calor. 
    Camino hacia el espejo y en él solo veo el reflejo de la muerte, 
    y no es extraño porque, la muerte que veo... Soy yo.