Se me conmovía el
alma,
cuando estaba ante
tus ojos color violeta,
eran tan dulces
cuando me mirabas.
Los rememoro cada
día,
desde la noche en
que nos dimos
nuestros primeros
besos allá en Bruselas.
Nunca lo olvidaré,
fue bajo la lluvia,
mojados los dos
hasta los huesos,
en aquella soledad
fría de febrero.
Estábamos muy
juntos, solos tú y yo,
labios unidos,
olvidados del mundo.
Recuerdos… memoria
de un ayer
que hoy se hunde en
mi alma, me desgarra,
golpea, me lacera
las entrañas.
Estoy solo,
imaginando desde la distancia,
una silueta, la
tuya, bajo la fría lápida…